27 de diciembre de 2011

Felicitación

Mi felicitación navideña de este año. Instrucciones:
1º Procura que nadie te interrumpa
2º Baja la luz
3º Lee en orden y detente en cada imagen
4º Dale al play y sigue leyendo


Hay años en los que lo mejor que escuchas sobre ti mismo es...


Años en los que te echan en cara que...


Años en los que sabes que...


Años en los que la situación personal, política y social te recuerda que...


En los que te dan ganas de tirar la toalla y dejar de ser tú mismo


En los que no tienes respuesta para tantas preguntas


Pero recuerdas que la vida se compone de momentos, unos malos, otros mejores, momentos que has de agradecer, a Dios, al Universo, al Karma, al Monstruo del Spaguetti Volador, al Lado Oscuro, o a ti mismo, ya que la suma de tus momentos te hacen ser como eres


Porque incluso te atreves a apostar, con mucho miedo, por un sueño


Ya que hay algo que puede mover montañas, alterar conciencias, cambiar nuestra vida y hacernos mejores, aunque tengamos miedo de demostrarlo


Algo que nos vuelve un poco tontos

Algo que nos hace sentir alegres sin saber por qué
Photobucket

Aunque aparentemente no haya afinidad

Aunque parezca que tienes motivos para desilusionarte

Aunque a veces te sientas un bicho raro por decirlo en voz alta

Pero es entonces cuando sabes que eres capaz de todo

Porque, al final, por mucho que nos quieran obligar a pensar lo contrario, aunque nos tachen de románticos, moñas, soñadores o ilusos, hay algo más trascendente que inspira nuestros actos y mueve nuestros corazones

Así que, como en realidad la Navidad es una excusa como otra cualquiera para regalar buenos deseos

Para reunirte con tus seres queridos y dejar a un lado los rencores, aunque sólo sea por unas horas

Para echar la vista atrás y comprobar que, en realidad, lo que ha cambiado ha sido para mejor

Para olvidar la excusa navideña y trascender de lo meramente consumista

Porque en realidad hacen falta pocas excusas

Por todo esto y mucho más, os deseo que el año que viene sea maravilloso, seamos mejores personas, dejemos el miedo a un lado, hagamos lo que realmente queremos y, por supuesto, que se cumplan casi todos nuestros deseos

Si nos dejan, claro...

FELIZ 2012

PD1: Vale, ha quedado un poco powerpoint, pero qué coño, a que mola?
PD2: Bonus track, para los muy frikis


PD3: Es para ti, ya lo sabes ;)
PD4: Ha pasado un año y siento lo mismo. Aunque tú no me quieras, yo a ti sí

30 de octubre de 2011

Cine que inspira música

Supongo que todos conocemos miles de canciones que han puesto la banda sonora de películas, incluso que han salvado a la película misma. Canciones compuestas especialmente para la película, canciones armoniosas, canciones metidas con calzador (la primera vez que lo vi fue en la escena de las compras de "Pretty woman", tres canciones una detrás de otra, sin orden ni concierto).

Pero a veces la música también se basa en el cine. Hay canciones cuya inspiración directa viene de una película concreta, en la que se basa y cuyo argumento forma parte de la letra, y he procurado ser estricto en este post respecto a eso. Estoy seguro que habrá miles de ejemplos de grupos foráneos, pero, sinceramente, la mayoría de lo que ha venido a mi memoria han sido ejemplos de grupos españoles. Incluso he encontrado, para mi sorpresa, un par de temazos que no conocía. ¿Comenzamos?


1 - Hombres G - Lawrence de Arabia


Nunca se hará suficiente justicia a este grupo, demasiado perdido entre el fenómeno fan, tanto en los 80 como en la actualidad, adorado y odiado a partes iguales. La verdad es que sólo son un grupo de colegas pasándoselo bien, cosa que pude comprobar cuando les vi en directo hace unos años rodeado de cuarentonas y (para mi vergüenza) coreé como una quinceañera la mayoría de sus temas. Tienen bastantes canciones basadas en películas, sobre todo en los primeros discos: Matar a Castro, Venezia, Indiana Jones, Nassau, etc. Destaco esta canción, basada en la deliciosa película de David Lean, por ser del primer disco y, vaya, porque para ser de 1985 y no tener apenas producción, está muy bien.

2 - Los Nikis - La rebelión de los humanos


Canción basada en "El planeta de los simios", a la que le da la vuelta. Los Nikis fue otro grupo de amiguetes a los que la fama no se les subió a la cabeza, teniendo todos claro que no sería su futuro y simplemente tocaban para divertirse. También es otro grupo que nunca faltó a la fiesta del PCE, con sus versiones de otras películas como La naranja ya no es mecánica, Los niños del Brasil, o la nunca bien entendida El imperio contraataca. Recientemente han vuelto a coincidir, pero no, no vuelven.

3 - Deep blue something - Breakfast at Tiffany's


O lo que es lo mismo, "Desayuno con diamantes" en España, basada en el maravilloso libro de Truman Capote, aunque la letra habla de otra película de Audrey Hepburn, "Vacaciones en Roma". Grupo de un sólo éxito, que aún sigue en activo, pero del que no he vuelto a escuchar nada desde este tema.

4 - Amaral - Moriría por vos


Además de ganarse al público latinoamericano con el dichoso "vos", Amaral tuvo el acierto de referenciar este tema a una de las películas más desgarradoras de los últimos años, en los que Nicholas Cage no tenía que prostituirse para pagar a hacienda. "Leaving Las Vegas" es una magnífica película de perdedores, de esas imprescindibles que no quieres volver a ver nunca más (como "Hijos de los hombres"), en la que Amaral se basa para derrochar su melancolía habitual con canciones casi perfectas.

5 - Proppelerheads - On her Majesty's secret service


Antes que Groove Armada o los Chemical Brothers (o incluso David Guetta), este dúo británico de pinchas o DJ usaron más de 1000 discos de vinilo para hacer el enorme mash up que conforma este disco irrepetible, que gustó a profesionales, aficionados, clásicos y modernillos, y dejó a todos con la boca abierta. Tengo que reconocer que con ellos empezó a gustarme la música electrónica, jeje. Su dos temas más conocidos son Spybreak!, tema principal de "Matrix", y "History repeating", con el sacaron de su retiro en Mónaco a la mismísima Shirley Bassey, famosa cantante de los principales temas clásicos de las películas de James Bond. El tema que encabeza esta sección es un largo y animado homenaje a las películas del espía más famoso.

6 - Parálisis permanente - Un dia en Texas


Hay numerosos grupos punk que homenajean películas de terror de serie B. He elegido esta por ser la más audible, al menos para mis delicados oídos. Parálisis Permanente fue un grupo post-punk de mediados de los 80, surgidos por una segregación de varios miembros de Alaska y los Pegamoides, entre los que se encontraban Ana Curra y Nacho Canut, actual compañero de Alaska en Fangoria. Este clásico original fue versionada posteriormente por numerosos grupos aspirantes, y se basa en el famoso mockumentary "La matanza de Texas"


7 - Muse - Resistance


Qué decir de los británicos Muse que no se haya dicho ya. Así que si no los conoces, bichea un poco por internet. Este tema se basa en la película 1984, a su vez basada en el libro de Orwell, en el que se habla de la "policía del pensamiento", que es la encargada de vigilar el pensamiento único del partido en el gobierno. En caso de tener pensamientos impuros, se te traslada a la "Habitación 101" (numerosas referencias musicales también) para quebrar al infiel.

8 - Pedro Guerra - El marido de la peluquera


Pedro Guerra, con su sensibilidad habitual (más de una canción me resulta extremadamente empalagosa), se basa en esta deliciosa película francesa de 1990, llamada en España "Mathylde", para describirnos una pasión sensual, un amor sin prejuicios. La música de la película es del (atención) enorme Michael Nymann.

9 - Agua Bendita - El Señor de los Anillos


Pues el titulo lo dice todo, creo. Resumen en 4 minutos, y a ritmo de reagge, de la trilogía completa por parte de este grupo barcelonés. En su defecto podríamos decir que es una canción extremadamente friki, y realmente lo es, pero oyes, bailar en élfico también tiene su punto ("Oh Mithrandir, siempre Mithrandir")

10 - Iván Ferreiro - Farenheit 451


He dejado este tema para el final por dos motivos. Primero, no lo conocía, y tanto el tema como el vídeo me han dejado impresionado (tengo que investigar más al Ferreiro, creo que va a merecer la pena). Segundo, el tema se llama igual que la famosa película de Truffaut, basado asimismo en el famoso libro de Ray Bradbury (el mismo de "Crónicas marcianas"), pero no veo la conexión entre ambas, creo que sólo recoge el título, o al menos eso me parece a mí.


Si conoceis más canciones basadas en películas (de películas basadas en canciones, sólo se me viene a la memoria "Los Managers", basada en la canción de Kiko Veneno), no dudeis en decirlo en los comentarios

23 de octubre de 2011

La leyenda del sarcástico burlador


Han pasado catorce años. Esta mañana otoñal ha venido a mí sin pensar en ello, despertado bruscamente por las imágenes que describí con palabras hace tantos años y que aún siguen retumbando en mi cabeza. Oculto entre archivos y carpetas, ahí estaba este breve relato, prólogo de otros recopilados en un libro que no leyó nadie. 

Noviembre de 1997

Y entre la oscuridad penumbrosa de un sucio callejón, la figura avanza hacia la dudosa luz hasta detenerse. Entre las sombras se distingue su sonrisa con un toque de maldad, unos ojos con la chispa de la locura brillando en ellos. ¿Angel o demonio? Da igual. Él está por encima del bien y del mal. La raída gabardina cubre su cuerpo y sirve de alojamiento a la forma de sus manos. Su voz rompe el silencio. Es profunda pero alegre.

- ¿Queréis que os hable de ella? ¡Cómo describir con palabras a la flor prometida, al cantar de los cantares, a la más bonita de las criaturas de este mundo!

Su carcajada demente detiene su monólogo, pero pronto se interrumpe y continua hablando con su sonrisa permanente. Su voz refleja la pasión menos contenida, la ilusión menos desesperanzada.

- Os contaré que una vez fue mía, y os aseguro que ese día toqué el cielo. Desde entonces la busco entre sueños irreales como este. Sé que está allá afuera, en alguna parte, y algún día la encontraré. Mientras tanto, esta es mi historia, para quien la quiera escuchar.

Tras un giro brusco de cabeza, que agita la niebla, vuelve a mirar con ansiedad a un público que se esconde entre las sombras.

- ¿No la oís allá lejos? Su voz es el terciopelo que forra las habitaciones de los dioses, su piel el vestido que luce el Amor cuando se une a la Pasión. Pero oídme antes de partir: nunca se está tan lejos de ella como cuando se está a las puertas de su encuentro.

Comienza a caminar con rapidez. Sus pasos se pierden hacia el final de la calle. No deja rastro
tras él. Sólo el recuerdo de la locura de amor, la cara demente entrevista entre las sombras, las faldas de la gabardina ondeando y las nubes de niebla cerrándose tras su paso. Buscará en este mundo estéril, pero esta vez tampoco la encontrará. Ese es su destino, vagar entre las distintas caras de la realidad, por toda la vida, por toda la eternidad. Ella está en todos los mundos, en todas las realidades. Tan cerca, tan lejos, que sólo él la puede seguir.

Dejadle partir. Quizá otra vez vuelva a esta realidad a traernos desorden e inestabilidad con su pasión, con su amor. Mientras tanto, recordemos su presencia como faro en la duda, en el desasosiego, en la incertidumbre....


Catorce años después veo que sigo igual, enamorándome hasta el tuétano, apasionándome hasta la locura. Quizá debería empezar a madurar, lo que viene a ser aprender a limitar emociones, encapsular gestos, robotizar las reacciones. No actuar 
lobotomizado emocionalmente, hoy en día, puede ser un deporte arriesgado.

Pero hoy no voy a madurar. Y mañana, seguramente, tampoco. El proceso de desaprendizaje sigue su curso, cometiendo errores nuevos en las mismas situaciones, sintiéndome igual de querido y rechazado, a partes iguales.

Déjame decirte algo: tú también tienes derecho a que te quieran, a que te mimen y te cuiden, a que te digan cosas bonitas al oído y te abracen por las noches, a dormirte con un beso y despertar con una sonrisa, a que te acaricien cuando estás mal y se rían contigo cuando estás bien, a que te muerdan cuando necesitas sentir un escalofrío y te achuchen cuando tengas frío, a que hagan contigo lo que la primavera le hace a los cerezos. Derecho a todo, pero sólo si sientes el deber de quererlo.

....Pero cuantos más años cumplo creo que menos sé de nada. Y menos quiero saber.

14 de octubre de 2011

Buitres

Dale al play y sigue leyendo


Esta historia es absolutamente real. Una de tantas que suceden cada noche en todas partes, a todo el mundo. Cuento algo personal de forma excepcional. La rescato de los recuerdos ya que estuve recordándola con unos amigos hace unos días y comprobé que se estaba fundiendo en las brumas de la memoria (¡sí, ya empiezo a tener batallitas!) y sería una lástima que se perdiera en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Pasó hace un tiempecito y aún se recuerda entre el círculo de amigos como el ejemplo del ridículo más espantoso que se puede hacer con una desconocida.

Discoteca de verano, 5 de la mañana. Luces estroboscópicas dejándote ciego, gente por todas partes y tres colegas un poco aburridos, observando los elementos de alrededor. Se estaba porque había que estar, buscando no sé qué. Supongo que algo parecido a algún tipo de escape de la rutina.

Go-gos aficionadas bailando encima de los altavoces, canis de pueblo enseñando los hombros de gimnasio con sus camisetas ajustadas, cabezas de cenicero moviéndose en una coreografía de marionetas, chicas embutidas en mallas que apenas pueden disimular la celulitis.... Definitivamente no era nuestro ambiente. 

Pero, oh sorpresa, a unos metros se colocan unas chicas un poco decentes. El típico trío: la guapa altiva, la fea seria, y la bajita graciosa que saluda a tooooodos sus amigos. 

Evidentemente, terreno abonado para que unos chicos elegantes y educados actuaran en consecuencia. Pero las cosas no iban a ser tan fáciles. Uno de nosotros estaba muy borracho para decir nada coherente, yo no estaba en condiciones mentales (ruptura reciente) como para jugar. Así que el tercero tenía la evidente responsabilidad de cumplir con lo que se supone que tenía que hacer: la pelota estaba en su tejado. 

Los tres habíamos realizado unas cuantas pruebas de subida de autoestima durante las calurosas noches de verano, con resultados un tanto fallidos. Teníamos, necesitábamos, dar el espaldarazo definitivo para terminar la noche un poco contentos. Animé a nuestro campeón para que le dijera algo a la chica que le gustara. No se anduvo con medias tintas: “vale, a la guapa altiva”. 

No podía ser de otra manera. Pero, aunque no estaba en mi mejor momento para juzgarlo, personalmente no lo vi como opción. Sin embargo, él ya había elegido: o eso o se iba a casa. Le pregunté qué le iba a decir. Respondió en seguida: 
- Le voy a preguntar si no está harta de que le entren tantos buitres. 
Me parecía una entrada un poco brusca, no muy adecuada para la situación, pero le vi tan embalado que no di mi opinión sobre la conveniencia de esa frase. ¿Quién era yo para juzgarlo? Igual hasta funcionaba.
Lo siguiente es una transcripción no literal de lo que pasó, ya que entre los metros de distancia, la música atronadora, y la evidente necesidad de disimular, no puedo autentificar la veracidad de la conversación. Sin embargo, reuniendo testimonios, he podido armar esta descripción de los hechos. Lo que sí pude ver en todo momento fue la cara de altiva estúpida inmutable de ella, que no cambió hasta el final.

Nuestro amigo, el tercero, se dirigió hacia el grupo de féminas con decisión, y con más decisión aún habló a la chica que le gustaba. Más o menos el diálogo fue así:
-          ¡Hola! - sonrisa
-          Hola… - mirada de reojo con desprecio
-          Oyes, ¿no estás harta de que te entren tantos buitres?

Música atronadora, demasiada gente alrededor chillando…
- ¿Qué? 
- Que si no estás harta de que te entren tantos buitres 
- ¿Qué? 


Recordemos que estaban al lado del altavoz y, además, no hay más sordo que el que no quiere oír. Mi amigo empezó a ponerse nervioso y alzar la voz, ya que el factor sorpresa, que pensaba emplear, al ser su única arma, se estaba empezando a resquebrajar.

- ¡Que si no estás harta de que te entren tantos buitres! 
- ¿Que si no estoy harta de qué?
- ¡De que te entren tantos buitres!

Debo aclarar que este fue uno de esos momentos en los que el universo se sincroniza para formar una maravillosa entropía que parece dirigida sólo a la conclusión de ese momento. Quién sabe si, en un pasado remoto, esa estrella no hubiera refulgido con tanta intensidad, o aquél protozoo hubiera decidido quedarse un rato más sin desdoblarse con el milagro de la mitosis, se hubieran desencadenado los acontecimientos que concluyeron en ese instante. 

Mi amigo crispado por el esfuerzo, los puños cerrados y los ojos fuera de sus órbitas, olvidada ya la timidez y tratando de hacerse entender. Quizá fuera el destino o la confluencia de una serie de circunstancias que se habían iniciado millones de años antes, que el equipo falló durante unos segundos y todo quedó en silencio, en el mismo instante en el que mi amigo inspiraba aire para exclamar…

- ¿Tantos qué? 
- ¡¡¡BUITRES JODER, BUITRES!!! 



Lo siguiente fue evidente. Ella se tapó el oído con gesto de dolor y le miró con cara asesina. Primero las amigas, y luego los de alrededor, miraron a las dos siluetas con preocupación, una mirada que se fue propagando por una pista en silencio que instantes antes retumbaba al ritmo machacón de la música de baile. Por un momento fueron el centro de atención de 300 personas alocadas. Creo que hasta el DJ vaciló unos instantes antes de pinchar el siguiente tema tras escuchar el exabrupto.

Mi amigo, sabiéndose el centro de atención, se dio la vuelta con los brazos tensos colgando y los ojos desorbitados e inyectados en sangre. Enseñando los dientes en un rictus cercano a la apoplejía, caminó a trompicones los metros que le separaban de nosotros (aguantándonos la risa) y se limitó a comunicarnos un "Me voy" sin detenerse. 


Lo reconozco, es cruel, puede que hasta deba arrepentirme, pero recordar esta historia es uno de los pocos placeres culpables que me permito de vez en cuando. Quizá no debería haberlo hecho de forma tan descarada (aunque no fui el único), incluso a lo mejor debería haber dejado esta historia en el rincón de la memoria donde se archivan los ridículos masculinos provocados por la imperiosa necesidad de amor conyugal


El caso es que me estuve riendo a mandíbula batiente lo que quedaba de noche (incluidas agujetas en el estómago al día siguiente), durante los días posteriores, e incluso hoy, años después. En definitiva, un hecho lamentable que ahora comparto con vosotros para la risión generalizada.

PD: Chicas, id con cuidado. Están por todas partes...

Obsequio de una cena romántica previa para dos personas
a quien responda a esta propuesta

11 de octubre de 2011

Dick, ese gran desconocido


De todos es sabido que la imaginación de Philip K. Dick es el referente habitual que le da prestigio a toda producción cinematográfica de ficción, ciencia ficción, que se precie.


Adaptaciones de Tiempo desarticulado (1), Minority report, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (2), Scanner Darkly, son piezas rescatadas de la imaginación de este creador tan peculiar.


En Baladronadas hemos querido compartir el texto de uno de los numerosos cuentos que Dick dejó para sus fans, obras menores en comparación con otras obras maestras como Ubik o El hombre en el castillo, pero singulares por su densidad y originalidad de contenido.


El siguiente relato constituye una de las mayores rarezas de la obra de Philip K. Dick.


El manuscrito original fue encontrado en una servilleta del Club Ubik, local nocturno sito en Santa Ana, California, Estados Unidos. Al parecer, Dick concibió este relato una tormentosa noche de invierno tras recuperarse de un leve ataque esquizofrénico provocado por pentotal sódico.


La servilleta estuvo expuesta en el club durante décadas, y no fue hasta el año pasado que el humanista y filántropo Sir Andrew Spencer la adquirió para proceder a su análisis grafológico. Dicho análisis confirmó que, en efecto, el relato es obra del insigne escritor de ciencia ficción, al tiempo que se constituye en su pieza más compleja y ambiciosa.


Como es habitual en la obra de Dick, también en este cuento, titulado por razones evidentes “Gracias por su visita”, se encuentran las grandes obsesiones del autor: el futuro de la humanidad, la tecnología y una exploración de los límites de las relaciones humanas.


En primicia mundial y por cortesía de la Philip K. Dick Foundation, New Yorker y Mi mesa cojea, el consejo Regulador de Baladronadas tiene el placer de presentarles el último relato inédito de Dick:


GRACIAS POR SU VISITA




Si me follara a mi propio clon… ¿me volvería mariclón?




Philip K. Dick – Santa Ana, California, 1967




(1) Posteriormente se convertiría en El show de Truman
(2) ¡¡Que no cojones!! ¡¡Que no me gusta Blade Runner!!

27 de septiembre de 2011

Podría ser amor


Ojiplático estoy por el artículo que me ha mandado un colega, y al que llevo toda la tarde dando vueltas. No me puedo resistir a hacer una valoración...

Parece ser que hay una fórmula matemática, a la que evidentemente no hay que tomar en serio, que deduce que hay que pasar por 12 parejas antes de encontrar a la persona perfecta para ti. Supongo que esta parte de las matemáticas irán por la parte de la psicohistoria de Asimov o de los modelos sociales probabilísticos, porque no encuentro argumentos para dar un número tan exacto.

En cualquier caso, se me escapa la teoría, aunque de práctica puede que pueda tener alguna opinión al respecto.

Resulta que la doctora Clio Cresswell, de la universidad de Sydney, postula una teoría según la cual los solteros deben pasar por al menos 12 historias románticas (con relación física opcional), para aumentar las posibilidades de encontrar a la pareja perfecta.

Lo primero que se me viene a la cabeza es la cantidad de tiempo y dinero que invierten las universidades, y por extensión, el mundillo académico investigador, en auténticas gilipolleces. Mi sobrino, el pobre, se pasó cinco años investigando con nanotubos de carbono para darle una utilidad práctica a ciertos efectos físicos de estos elementos, y de paso conseguir su doctorado. Pero claro, Asimov consiguió su doctorado con una tesis sobre la tiotimolina resublimada, la molécula con un átomo de carbono con dos enlaces extendidos en el tiempo. A estas alturas ya no nos asustamos por nada, incluso se premian las investigaciones más estúpidas.


Según el sesudo estudio de la doctora Cresswell, las posibilidades de encontrar el amor aumentan un 75 por ciento cuando se pasa por esas 12 parejas. Ni idea de las variables en las que se ha basado esta señora, pero imagino que tendrá en cuenta edad, madurez emocional, estabilidad económica, distancia geográfica, compromisos adquiridos, relaciones recientes, disponibilidad, ganas, cobardía o incluso acojone general ante el compromiso.

Y la pregunta es: ¿cómo coño se cuantifica todo eso? Porque esto sólo es el principio. Después está la familia, los ex, la compenetración, la complicidad, el respeto, la educación, las formas, la evolución, los objetivos...

Y sobre todo el sexo, el gran tabú, en el que no hay término medio. O se es libertino y se presume, se hace bandera y proselitismo, o se es un mojigato encorsetado en costumbres rancias cavernarias victorianas.

Curioso asunto el del sexo en esta sociedad beata. Tomarlo con naturalidad, incluso reírse y desmitificarlo, apenas tiene cabida. Igual algún día hablo de ello.


Entonces me pregunto, durante miles de años, poetas, cantantes, oradores, filósofos, sicólogos y demás fauna, se ha preguntado qué es el amor. Qué, quién, por qué, cuándo, cómo e incluso dónde. Hasta llegar a esta era, en la que hay respuesta para todo. Por ejemplo, para lo evidente: que la experiencia te hace aprender y ser más selectivo, que las decepciones y las imposibilidades forman parte de la madurez emocional, que saber lo que quieres es infinitamente más importante que lo que no quieres, que cuestionarse constantemente los motivos por los que sientes algo por alguien es la forma más sana de mantener viva una relación y no caer en la rutina, la muerte de la pasión.

Porque en el momento en el que me aburro con alguien, que no puedo simplemente estar, dejarme caer, ver una peli, estar callado, ensimismado en mis cosas…, pues como que está pasando algo que no debería, la ruptura del tejido espacio - tiempo común de pareja.

Y esto no tiene nada que ver con la fidelidad. Si además de animales, nos consideramos "humanos", la definición de fidelidad que más me gusta es: siempre habrá alguien mejor, más alto, más guapo, más simpático, con más dinero,  con más tetas, que la tenga más larga, que folle mejor, etc. Pero esta es la persona que me gusta, la elijo a ella y no necesito otra cosa.



Y eso sin contar con otros factores, como crisis personales, hijos, embarazos no deseados, cambio de carácter, incluso machismo, hembrismo, o simplemente misoginia mal entendida. Esos comportamientos que, por desconocimiento, por falta de experiencia, por inmadurez emocional, o, simplemente, por no escarmentar, hacen que ocurra lo que no debería: que personas estupendas (hombres y mujeres) se conviertan en monstruos, en cabrones sin alma o divinas perdonavidas desencantados de la vida, cuya única satisfacción es hacer lo que se espera de ellos (a follar a follar, que el mundo se va a acabar), algo que, más allá de la supuesta satisfacción de hacer la muesca en el revólver, ni les llena ni les completa.

Un comportamiento que, por supuesto, casi siempre termina en dramas, vidas de telenovela, rupturas catastróficas o simplemente aburrimiento, cuernos, engaños consentidos o traiciones anunciadas.

Como aquella perla que me soltaron una vez: "Te quiero, pero no estoy enamorada". "Ah, pues te pasa como a mí, que fumo pero nunca llevo mechero". Aquello marcó el principio del fin de aquella relación, pero eso es otra historia.

Por la parte que me toca, que hagan todos los cálculos chorras sobre el número mínimo de relaciones necesarias para encontrar la estabilidad emocional. Pero también estaría bien que se empiece a enseñar lo que es tener madurez emocional, respeto por el otro género (cuidado, que jamás diré “sexo contrario”, o “fuerte”, o “débil”), disfrute pleno por el sexo sin actitudes melindrosas basadas en el “qué va a pensar de mí” u otros roles, comprensión por la vida de la otra persona, sus problemas y preocupaciones, o comunicación sin cortapisas, por poner algunos ejemplos.

Conste que todo lo expuesto en el párrafo anterior está genial, es importantísimo, pero sigue sin parecerme suficiente para saber si es amor o no. Creo que es lo mínimo necesario e imprescindible para reunir los requisitos. Pero para que haya AMOR, creo que debe haber algo más, algo tan mágico e inaccesible, algo tan incomprensible, como que dos personas no necesiten, sino que quieran estar en exclusiva la una con la otra (teniendo en cuenta lo antinatural de la fidelidad), y que todos esos inconvenientes que hemos mencionado más arriba se conviertan en detalles sin importancia.


Y esto no depende de 12, 3 ó 45 relaciones. Depende de la actitud de cada uno, de la disposición, del momento, del lugar, de las ganas, y de los cojones que se tengan para aceptar que hay amor (recordemos ese viejo dicho gaditano: los hombres tienen huevos, las mujeres cojones).

Esa es otra, media vida suspirando por encontrar a la persona perfecta, y cuando aparece suele poder más el miedo o la negación que la realidad. Y desgraciadamente, volvemos al inicio del bucle: ahora no puedo, no es buen momento, no sé, todo es tan complicado, "no quiero confundirte", mi vida es una mierda, seré un/a desgraciado/a siempre, me tendré que conformar con lo que aparezca... Y demás estupideces que se dicen para convertir nuestra vida en una telenovela. Dar científicamente un número mínimo de relaciones es añadir otra excusa más al conformismo de este proceso.
Pues no, me niego a que sea así, y ejerzo de mi propia negación. Como hombre debería agradecer las muestras, las atenciones, lo que me quieran dar, pero no me da la gana. No me conformo, no rebaño los restos de lo que dejan otros, no pago los platos rotos de otras relaciones, no me quedo con lo que me dejan, no me consuelo pensando que podría ser peor.

Yo elijo, yo decido. Lo demás vendrá solo.

PD: gracias a mi amigo Míster por el artículo

25 de septiembre de 2011

El siguiente nivel


Hay que ser muy idiota para valorar el cine de Guy Ritchie, primero por lo escaso, y luego por el efectismo de todo lo demás. Historias pequeñas, ridículas, reliadas, violencia gratuita, gángsteres despiadados y antihéroes vanidosos que se creen mejores de lo que son. Música troceada a voluntad, cortada y mezclada con un aire supuestamente tarantiniano, aunque no tenga nada que ver: Tarantino respeta las canciones, amolda la escena a la canción; Ritchie las edita dejando sólo la parte que le interesa, incluso repitiendo riffs o estribillos mientras dure la escena.


Bueno, a mí me da igual. Tuve que ver Rock N Rolla tres veces para que me gustara. Al contrario que con 'Snatch', esta película cada vez me gusta más. Teniendo en cuenta que la primera vez me gustó bastante poco (las condiciones en las que la vi influyen, por supuesto, sobre todo si no se ve, no se oye, y tienes una cabeza ocupando media pantalla) es una considerable mejora.



Por cierto, aunque los carteles promocionales ponen a Gerald "Leónidas" Butler como protagonista, de eso nada. De hecho lleva bastante poco el peso de la peli que, siendo bastante coral, se sostiene en gran medida por la sobriedad de la mitad de sus personajes, y por la capacidad de reírse de sí mismos de la otra mitad.


Primero los que se ríen de sí mismos. Qué grandes están Tom Wilkinson, Karel Roden, Thandie Newton (clon perfecto de Condoleezza Rice en W, de Stone) o Gerald Butler, qué poco en serio se tomaron su reputación de actores carismáticos y qué bien se lo debieron pasar en este rodaje.



Ahora los sorprendentemente serios. Desde luego, brillan con luz propia un fantástico Mark Strong en un papel perfecto para él (aunque ya cansa haciendo siempre de malo malísimo carismático), y el aspirante, el jodido yonki, un Toby Kebbel que para mí es el verdadero protagonista. Incluso la relación, o no relación que hay entre ellos, podría decirse que es el hilo argumental.


Pero claro, qué tendrá este Guy cuando rueda una versión de Sherlock Holmes basada en unos cómics que aún no se han editado (o yo aún no los he visto, de coña, eh?), protagonizada por el renacido Robert Downey Jr. y Jude Law (que, junto con Johhny Deep, son los tres guaperas de los últimos 20 años que nunca han ido de guaperas), cuando se sabe esto y la crítica se echa a temblar. Porque se sabe que será un éxito entre la juventud ya no tan joven que pasamos un poco del purismo del cine clásico, y es que Kevin Smith está en una edad muy complicada (vuelve, Silent Bob!!). De hecho, ya está grabada la segunda, a estrenar en unos meses, película que ni de coña me pierdo.


Hay que aplaudir que Guy Ritchie haga cosas distintas haciendo lo de siempre, y básicamente haga lo que le da la gana y sea comercialmente viable. 


Como su versión con el "toque Ritchie" del anuncio de Nike. Con un minuto más respecto al original multiplica por diez el mensaje y convierte al esforzado deportista protagonista que todos vimos sudar la camiseta hasta la extenuación, en otro de sus canallas. Ese es mi Guy!!


23 de septiembre de 2011

¿De qué me suena?

- ¿Has escuchado lo último de los Smashing Punkies?
- Pero tío, si suenan igual de Berg con un mal día
- Anda ya! Es un homenaje a la Velvet Underground actualizado al siglo XXI

Desesperado por estas conversaciones bizantinas, últimamente prefiero decir que sí a todo antes de meterme en una discusión en la que ni yo ni el otro se van a mover de su sitio. Para empezar he de decir que el que no me guste algo de la música que escucho no lo convierte en aborrecible. Afortunadamente hay tiempo para todo. Tiempo y momentos. No es lo mismo escuchar música trabajando que en el coche, o la música para una borrachera y la música de fondo para limpiar la casa. Cada momento tiene su música, y cada música tiene su sitio.

Por ejemplo, si has leído entradas anteriores sobre mis gustos musicales verás que los extremos no me van demasiado. Tampoco es que escuchara música clásica en el colegio, pero tampoco pensé que me gustarían Guns ‘N Roses. Y mira, tienen himnos que me siguen poniendo los pelos de punta 20 años después (lo siento Axl, por lo tuyo no entro).

La música también es alimento para el alma. Es el único proceso en el que se activan los dos hemisferios del cerebro (ya sabéis, el izquierdo es más racional y el derecho es más emocional). La música trasciende lo banal, lo puramente humano, para formar parte del universo más enorme y la vida más pequeña. Por eso no es de extrañar que desde Bach, por mencionar a un clásico, hasta Debussy, por mencionar a un contemporáneo, la música la consideraran matemáticas puras, la expresión de la perfección más inigualable (el Patricio de Ank-Morpok escucha música directamente leyendo las partituras; un intérprete vicia demasiado el sentido de las notas para su gusto).

Para los que nos consideramos melómanos de la música ligera, la trascendencia es bastante menor. Pero yo, personalmente, no puedo vivir sin música. Creo que no soy snob en ese sentido, no te voy a listar un compendio de grupos que nadie ha escuchado jamás, pero quizá sí te hable de grupos de una sola canción. Disponer de gustos eclécticos es lo que tiene, pero, eso sí, no puedo ni con el reggae ni con lo más duro del heavy. Básicamente, me gusta lo que me gusta, por muy pop, alternativo, moñas, comercial o punky que suene. Vale, puede que tenga debilidad por la música setentera, incluso la ochentena, pero es básicamente por el regusto rokanrolero que me deja.

Y es que hay un problema: lo que suena, ¿es auténtico o es una imitación? ¿Está todo ya inventado? La primera vez que yo recuerde sucedió cuando, escuchando “This velvet glove” de los Red Hot Chilli Peppers (una canción no muy conocida), me recordó totalmente al “Rosa de los vientos” de La Frontera. Comparen, comparen, y juzguen por ustedes mismos:



Allá en 1999 me pregunté: pero, ¿esto cómo puede ser? Pues puede ser y tanto. De todos son conocidas las posibles similitudes entre el “Viva la vida” de Coldplay y el “If I could fly” de Joe Satriani. Pero es que aún queda un candidato más a la dichosa melodía, los ínclitos Enanitos Verdes:


No son los únicos: Carlos Goñi de Revólver, se ha dedicado casi toda su carrera a fusilar literalmente canciones de Bruce Springsteen, y aquí paz y después gloria. Como no me gusta nada, les dejo la opción de comparar su "No va más" con el "Born to run" del Boss.


Aunque en el caso de Coldplay, parece que ya se toman a cachondeo eso de que les acusen de plagio, sobre todo desde que les produce Alan Parson, tanto que parece que están por encima del bien y del mal (personalmente no me parecen para tanto):


Ahora, a eso de usar melodías ajenas como propias, se le dice “cover” para justificar esos parecidos más que razonables. Bueno, la penúltima moda llamada “mashup” (el descaro más absoluto) consiste en fusionar canciones con similitudes para dar como resultado una canción nueva. La que más me gusta es la que se hizo con el “Wonderwall” de Oasis y el “Boulevard of broken dreams” de Green day, aliñado con “Writing to reach you” de Travis y el “Dream on” de Aerosmith en momentos puntuales. Me encanta….


Entonces, ¿en qué quedamos? ¿La música popular es tan simple que ha llegado a un punto de no retorno en el que se han explotado todas las posibilidades del método de los cuatro acordes y el estribillo, fundados con el blues de los años 20 y 30 del siglo XX?

Pues según demuestra el grupo cómico australiano, Axis of Awesome, parece que sí. Cuatro acordes para 40 canciones más que famosas y conocidas:


El grandísimo, enorme e inigualable Jimi Hendrix fue el primero que se dio cuenta de que, al igual que el capitalismo, el rock tenía límites, declarando: “Creo que he completado un círculo. Partiendo de un punto, he completado un círculo hasta comenzar nuevamente de cero, precisamente en el punto desde el que un día partiera. He cerrado un capítulo que se inició con los Beatles y ahora tengo que hacer algo nuevo”.
No se libra nadie!!
En mi opinión, creo que se llegó al límite hace mucho tiempo. Los acordes son finitos, las melodías también, y jóvenes de todos los tiempos han intentado revolucionar la música aporreando una guitarra o un piano con nulos conocimientos de armonía. Pero, eso sí, con una estética inconfundible. Alguno que otro entiende sus limitaciones y simplemente aporta letras más o menos ocurrentes, pero poco más, comparado con la revolución que supuso para el siglo XX la evolución de la música clásica (entendida como escrita sobre papel para una big band).

El paradigma de esto último es Bob Dylan (ya le gustaría a Sabina llegarle a la altura de los zapatos, aunque Calamaro puede que llegue a besar sus pies), el último trovador. Mal cantante, mal intérprete, regular compositor, que, sin embargo, puede presumir de una discografía de nada menos que 60 discos y una mitomanía sólo igualable a la de los Beatles o Elvis, con la diferencia de que él sigue en activo. Sin embargo, a pesar de sus carencias es uno de los compositores más versionados de la historia, quizá por su facilidad para crear armonías.

Termino poniendo un ejemplo. “All along the watchtower” es una de las canciones más famosas de Dylan, de la que Hendrix realizó una versión tan magnífica que el propio Dylan interpreta la versión en vez de la original (como hacen la mayoría de los que versionan esta canción). Os dejo con los tres ejemplos de cómo con el mismo material se pueden hacer cosas muy diferentes.

La original de Dylan, algo plana, no hubiera pasado a la historia por ser una de sus mejores canciones:


Cuentan que Hendrix, allá a mediados de los 60 cuando era músico acompañante, se negaba a cantar en un concierto por su timidez habitual. Antes de salir a tocar estuvo viendo en el backstage a Dylan con su banda The Band. Hendrix, que era un estudioso aplicado que practicaba las 24 horas del día y hasta se dormía abrazado a su guitarra, debió quedar tan horrorizado con la interpretación de su contemporáneo que salió al escenario sin dudarlo y cantó y tocó por primera vez ante público. Esta es la magnífica y celebérrima version de Jimi Hendrix, que sigue poniendo los pelos de punta cuarenta y pico años después:


Por último, la acojonante versión que el compositor Bear McCreary realizó para la también increíble serie Battlestar Galáctica, otra vuelta de tuerca (la única que me gusta y aporta algo nuevo hasta el momento) a la misma melodía, sin tener nada que ver con las anteriores: