9 de agosto de 2012

Póngame lo mismo que a ella

El 8 de agosto es el aniversario de un hito en la historia del periodismo: en 1974, Richard Nixon, presidente de Estados Unidos, dimite por el escándalo Watergate. También el español Juan Pérez (no había nombre más humilde) descubre la canadiense isla de Vancouver y nacen The Edge, guitarrista de U2, Paul Dirac, físico, Dino de Laurentis, cineasta, o Esther Williams, sirena.

Sin embargo, el ser humano es peculiar y no recuerda ni esta clase de victorias frente a la maldad (pequeños pasos en el orden frente al caos natural) ni los aniversarios de personalidades que han marcado a su manera la historia reciente. La humanidad, como digo, es peculiar, y prefiere rememorar, e incluso celebrar, días temáticos como el Día Internacional del Orgasmo Femenino.


Qué guapa era Meg Ryan, qué pena de mujer. Atentos a la última frase

El orgasmo femenino, ese gran desconocido, debería ser de obligado cumplimiento. De hecho lo es, y no me refiero a algún lejano país con leyes extrañas (o quizá sí) sino a Francia, en el que hasta un hombre fue condenado a pagar una indemnización a su mujer por no mantener relaciones sexuales con ella. En Francia se toman muy en serio el sexo, sobre todo porque parece que afecta directamente en la esperanza de vida de las mujeres.


Grande, grande Merovingio. Aquí también lo puedes ver

Parafraseando a Arnold J. Toynbee, el castigo de los que no se preocupan por la satisfacción de su pareja es que pueden ser sustituidos por quien sí se preocupe. Y no me refiero necesariamente a amantes bandidos, sino a pequeños amiguitos de látex o similares del tipo "no salga de casa sin ellos", con los que algunas mujeres son capaces de sustituir el contacto masculino. Una auténtica y verdadera pena, no sólo por lo artificial del asunto (que en pequeñas dosis es fantástico, pero puede llegar a generar adicción), sino porque definitivamente a estas alturas del siglo, o bien los hombres no aprendemos, o las mujeres no saben enseñar.

Con lo divertido que es el uso y disfrute de los juguetitos en pareja

En fin, no entro en discusiones sobre si realmente es necesario dedicarle un día al orgasmo femenino, aunque cuando queráis hablamos del desprecio al masculino (que no es "Plof!" y "YATA", al menos no para mí). Como anécdota es divertida y sirve para cachondearse y añadirle un poco de humor a estos días tan complicados.







Bien, pues que no se diga que por mi parte no lo intento con ahínco, siempre que puedo y con quien quiero. A todas vosotras, que os mereceis no uno sino 365 días del orgasmo al año, os dedico este apropiado tema de Búnbury que habla del asunto. Las menores de 18 taparos los oídos.


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