26 de marzo de 2011

Las diez canciones de mi vida

Envidioso perdido por la gran idea de El País de “pinchar” durante toda la mañana las 40 canciones que representen los 40 años de ‘Disco Grande’ de Radio3, dirigido por el infatigable Julio Ruiz, ayer me decidí a hacer lo mismo con las canciones de mi vida. En qué hora…

Nunca he dicho “esta canción es la mejor” o “es mi favorita”, más que nada porque sé que tarde o temprano me acabaría cansando o la acabaría quemando. Pero lo que sí me atrevería a decir es “en la banda sonora de mi vida, esta canción sonaría”. Así que, completamente dispuesto a acabar esta entrada del blog lo antes posible, me dispuse a apuntar rápidamente canciones que aún resuenan en mi memoria. De nuevo, en qué hora…

Cuando llevaba más de cien decidí parar y empezar de nuevo, porque me estaba dejando llevar por lo que me gusta y no por lo que realmente pretendía, formar la banda sonora de mi vida. Decidí poner ciertos límites:
  • Sin canciones españolas, más que nada porque eso va a dar para otro post. Además, cierto individuo llamado Búnbury estaba acaparando buena parte de la lista
  • Limitar una canción por grupo, independientemente de si es versión o no
  • No más de diez, conceptualizando como “banda sonora” los límites habituales de un disco y la capacidad de aguante de quien lo escucha
  • Debe ser música que me haya acompañado en algún momento importante, que ponga sonido a mis recuerdos de esa época, sin importar su comercialidad
  • Y, por supuesto, música que me siga gustando, que no haya quemado (demasiado) y que pueda escuchar ahora y siga sintiendo un escalofrío
Sadgasm, el grupo que inauguró el grunge
Así que, tras horas y horas recordando y decidiendo, aquí está la lista. No están todas las que son, pero desde luego son todas las que están. Están en orden cronológico con una breve explicación en cada una. Que las disfruteis.

1º One step beyond – Madness
Mis primeros recuerdos infantiles tienen este ritmo de fondo. Mi hermano pinchaba esta canción una y otra vez y recuerdo que se la pedía como “la del saxofón”, mientras empezaba a sentir cómo vibraba mi cuerpo al ritmo endemoniado del ska de Madness. Debió ser muy divertido ser un adolescente en esa época.



2º You’ve got to hide your love away – The Beatles
Harto de la música disco de los 80, de la electrónica de los Pet Shop Boys y de escuchar radio fórmula, casi sin querer empecé desde el principio. De verdad que no me gustaba la música de la época, no era snobismo ni nada. Volví al rock and roll: Chuck Berry y demás movían mis pies, pero las tenía tan oídas que seguí adelante hasta llegar a los Beatles. El disco rojo y el azul, prestados por un compañero de clase, me abrieron los ojos al mito en vida del grupo que cambió la música popular para siempre, con el eterno John separando el buenrrollismo del grupo desde el principio. Mi canción favorita de siempre. Tuve el honor de ver a Elvis Costello este verano interpretándola, delicioso.



3º All along the watchtower – Jimi Hendrix
Lo bueno de tener hermanos músicos es que de vez en cuando te pueden prestar joyas casi desconocidas. Andaba empezando a tocar la guitarra y llegó a mis oídos este despropósito (que superaba de aquí a Lima al original de Dylan) interpretado veinte y pico años antes por este genio total zurdo, que murió ahogado en su propio vómito después de inventar absolutamente todas las técnicas de interpretación actuales con su guitarra, mérito aún no superado. Lo primero que hice cuado fui al Hard Rock de Londres fue fotografiar la guitarra que quemó en Woodstock. Ahí lo dejo



4º There is a Light that never goes on – The Smiths
Andaba quejándome a otro de mis hermanos de la basura que era el single de Mikel Erentxun de su primer álbum en solitario, no me extrañaba que Morrisey le hubiera dado plantón en su presentación en Londres. No tardé en confirmar minutos después, y tras oír el original de manos de mi hermano, lo acertado que estaba con mi apreciación. Letra, música, cadencia y producción en estado de gracia. Canela fina para un adolescente que llegaba con quince años de retraso a los Smith.



5º One – U2
Aquí poco hay que decir, fue un amor a primera vista. La primera vez que la oí, antes de que terminara supe que la amaría para siempre. Ni siquiera las ridículas autoversiones posteriores con intérpretes femeninas han conseguido que la odie. Somos uno, pero no somos iguales.



6º Sweet child ‘o mine – Guns ‘n roses
Aquella primavera del 92, un amigo accidental del cole pretendía que me gustara Metallica, y empezó la lección con Saratoga. Ahí pensé que nunca entraría por el heavy metal, mientras me tapaba aterrado los oídos. Como último recurso, me puso a “este grupo que es más blandito”. En mi cabeza resonó la intro imposible de Slash en los límites del mástil de su guitarra y empecé a prestar atención. “Coño, un ruido que me gusta”, pensé, y le pedí prestada la cinta. Ese verano casi enloquezco cuando se la pedí al DJ de la cutre discoteca donde intentaba pasar la noche y la puso. Me había enganchado.



7º Wonderwall – Oasis
En una convulsa época de cambios amorosos, con la seguridad de que había metido la gamba, aunque no encontraba dónde, ese otoño del 95 Héroes del silencio sacaba su último álbum presentable y Oasis, ese grupo de hooligans que me habían enganchado en el Maravillas, sorprendía a propios y extraños con esta preciosidad. Canción que me acompañó durante mucho tiempo y borracheras, haciendo cosas muy raras en mí. Que yo sepa, es la canción más rápida en ser versionada, ya que, a los dos meses de sacar el disco, ya tenía su inútil versión en la efímera modalidad lounge.



8º Since I’ve been loving you – Led Zeppelin
Nunca hubiera creído que cuando Page y Plant sacaron su supuesto acústico de la MTV con el mítico “No quarter”, descubriría a mi grupo favorito de música. En aquél momento, para mí eran dos vejestorios con mucha caña, pero, madre del amor hermoso, estaba abriendo la caja de Pandora. Ahora soy el orgulloso poseedor y escuchante constante de toda la discografía de Led Zeppelin. Esta canción en concreto suena entre recuerdos de playa y nuevas esperanzas. Page dándole patadas a la Filarmónica de Londres en Egipto mientras me dejaban sin aliento.



9º Breaking the girl – Red hot chilli peppers
Maldita Telefónica y maldita FNAC, que juntas me abrieron las puertas del funky californiano. La primera por un anuncio en el que sonaba “Under the bridge” en la primavera del 99, y la segunda por poner este maravilloso disco a 600 pesetas. “Blood sugar sex magik” amigos, 72 minutos de un no parar de bailar (y que recomiendo encarecidamente en sesiones de buen sexo, aunque haya que levantarse a ponerlo de nuevo). Aunque es complicado quedarse con una de las 3 ó 4 canciones brillantes de este disco, elijo esta, la más lenta, por la fuerza que tiene.



10º Thrill is gone – BB King y Gary Moore
Es que tiene que ser solamente esta versión, ni la original del Dios BB King ni cualquier otra versión. Ésta. Un directo en estado de gracia en el que se enfrentan maravillosamente la técnica con el sentimiento, satisfaciendo todos los paladares. Sólo déjate llevar y recupera la pasión que se ha ido (pero ten cuidado no te caigas de la bañera como me pasó a mí)



BONUS TRACK
11º Sympathy for the devil – Rolling Stones
Como los buenos, añado un bonus track que, como soy tan generoso, no limito a la edición coleccionista. Ni la versión de los Guns ‘n Roses ni ostias (que está de puta madre, pero no es lo mismo), la original de los Rolling suena en cada uno de mis cumpleaños desde hace muchos años. Es mi auto regalo, para recordarme que por muchos años que cumpla, si todo va mal siempre le puedo vender mi alma al diablo y así terminar de estropearlo todo.



Próximamente, Las diez canciones en español de mi vida

18 de marzo de 2011

Si piensas que estás jodido...

...Más jodido lo está él











Efectivamente:
"EN PARO
DINERITO PA COMER"



Hasta para el pienso hay crisis, HOYGAN!

13 de marzo de 2011

Me gusta

Como todo ying tiene su yang, en respuesta a este post que escribí hace tiempo propongo esta nueva entrada. He de decir que me ha costado bastante menos que el otro, y me dejo bastante en el tintero.


Las 100 cosas que más me gustan son:

1.      Ver llover por la ventana
2.      Las patatas fritas de churrería, gorditas y sin sal
3.      Volver a ver una película que me ha fascinado
4.      Releer un libro y encontrar detalles en los que no había caído
5.      Una larga sobremesa inesperada
6.      Las bromas absurdas a tiempo
7.      Hacer regalos porque sí
8.      Las mariposas en el estómago
9.      Las mujeres con las que se puede hablar
10.  Contar historias
11.  Que me convenzan de que no tengo razón
12.  Que le vaya bien a la gente que quiero
13.  Las personas que luchan por sus sueños
14.  Notar que le gusto a alguien
15.  Apoyar la cabeza en las piernas de una mujer
16.  Las sonrisas
17.  Escuchar una canción que me diga algo
18.  Empezar de cero


20.  Ver mis pasos en la arena
21.  Los pimientos del piquillo rellenos de pescado
22.  Un domingo soleado con buena compañía, lejos de cualquier parte
24.  Un plan repentino improvisado
25.  Las personas que actúan con naturalidad
26.  Que una chica me diga que le gusto
28.  Sentirme abrazado
29.  Mirar el fuego
30.  Recordar un libro que me ha fascinado
31.  Estar solo (en el espacio)
32.  Partirme de risa con un cómic o un libro
33.  Que el coche funcione como la seda
34.  Cumplir sueños
35.  Debatir con educación
36.  Las pechugas en salsa que hace mi madre
37.  Los sombreros
38.  Tocar un blues con la guitarra
39.  Las sobradas de Bender
40.  La tecnología útil
41.  Saber que alguien me está llamando por otro motivo distinto al que me dice
42.  Escribir historias


43.  Descubrir algún grupo de música que luego se pone de moda
44.  Cantar mientras hago cosas
45.  Un ron dulzón con limón&nada
46.  Que me feliciten por mi trabajo
47.  Dormir (como un tronco, hoyga)
48.  Hacerme el canalla
49.  Conectar con alguien (hombre o mujer)
50.  Probar sabores distintos
51.  Realizar con más de dos cámaras
52.  Cocinar
53.  El olor a tierra después de la lluvia
55.  Dormir enredado
56.  Ponerme el albornoz después de la ducha
57.  Los primeros besos
58.  Resolver acertijos
59.  Las mañanas soleadas al aire libre
60.  Una reunión familiar sin movidas
61.  Cuando la informática funciona como debería
62.  Pagar mis deudas
63.  Tocar la guitarra con gente
64.  Que me entre la risa cuando estoy jodido
65.  Tener dinero suficiente en el banco


66.  La ópera
67.  Una foto improvisada que queda fantástica
68.  No peinarme
69.  Las frases de famosos clásicas (gracias JuanMa!!)
70.  Las personas educadas
71.  Los niños con chispa (casi todos)
72.  La independencia
73.  Las clases bien explicadas
74.  Utilizar expresiones nuevas
75.  Revivir buenos momentos
76.  Recuperar la fe en mí mismo (varias veces al día)
77.  Tener margen para la improvisación
78.  Los domingos lluviosos
79.  Hacer las cosas con tiempo
80.  Escuchar a una banda callejera de jazz


81.  Que se acuerden de mi nombre
82.  Las mujeres valientes
83.  Hacer entrevistas
84.  Encontrar respuestas a mis paridas en las redes sociales
85.  La lealtad
86.  Encontrarme en situaciones surrealistas sin proponérmelo
87.  Tomarme un té a media mañana
88.  Elegir y ser elegido
89.  Envolver y desenvolver el papel de regalo sin romperlo
90.  La chispa del inicio de la borrachera
91.  Las gafas de sol
92.  No usar reloj
94.  El sexo, sin prisas
95.  Las miradas/sonrisas cómplices
96.  Las manos amigas inesperadas
97.  Las revoluciones que duran lo justo
98.  Disfrutar de mi casa limpia
99.  Que me abrochen los pantalones


...y 100, reírme de mí mismo

8 de marzo de 2011

Evolución de internet

Como todo el mundo sabe, no hay nada más placentero que estrangular un gatico. Igualmente, internet, que está hecha de gaticos, debe su evolución y subsistencia a los usuarios que suben fotos de los tiernos mininos.



Internet y los felinos, año a año.
1969: Se ponen en funcionamiento los primeros nodos de ARPAnet en distintas universidades americanas. Se envía el primer retrato de un gato -un “british shorthair” llamado Muffin, mascota del Massachussets Instite of Techonology- de un ordenador a otro. Tarda tres días en llegar, dando como resultado una imagen muy primaria tal que así: >:-(
1972: Primera demostración pública de ARPAnet. Muffin se queda atascado en un condensador dando lugar a una escena muy graciosa. Para poder explicárselo a sus colegas de Stanford, los “padres de Internet” inventan el correo electrónico.
1974: Se publica el protocolo de Control de Transferencia (TCP: “Transfering Cats and Pussies”). Primera foto en la Red de un gato con obesidad mórbida.
1992: El CERN de Ginebra facilita el código para enlazar información hipertextual sobre la Red (Http) y se establece la primera red mundial (World Wide Web, WWW). La WWW es un conjunto de protocolos que permite, ya de forma sencilla, intercambiar enlaces a webs con fotos de gatos.
1995: Los estadounidenses se acostumbran a comprar “online” comida para gatos. Se establecen los primeros protocolos de pagos seguros. Nace Amazon.
2005: El vídeo de un gatito quedándose dormido sobre su plato de comida es comprimido en formato Flash y publicado en una web que permite a los usuarios intercambiar vídeos similares. Ha nacido YouTube.
2006: Un gato encima de un teclado deja un mensaje de 140 caracteres. Nace Twitter.
2010: Un trabajador pierde, de media, 7,2 horas semanales viendo fotos de gatitos en la Red.
2011: Tras la implantación de YouTube y la web 2.0, el intercambio de fotos y vídeos de gatos crece exponencialmente conduciendo Internet al colapso.

6 de marzo de 2011

Indolencia

Animado por una nueva hamija, recupero esta entrada un poco antigüilla, pero de candente actualidad


No es lo mismo que pasividad, ni lo mismo que indiferencia. Es indolencia, o la aparente falta de reacción ante estímulos externos.


Por poner unos ejemplos:
  • Llega uno tan contento porque tiene una buena noticia y, siguiendo aquél dicho húngaro de "una alegría compartida es doble alegría, una pena compartida es media pena", va a contárselo a quien uno aprecia y valora. Y la respuesta es: "hum"
  • O bien, recibe uno la noticia de que ha encontrado el trabajo que buscaba y que así puede sacarse el carnet de conducir, y la respuesta es un tremendo reproche por no haberlo hecho antes
  • O bien, habla uno con su socio porque ha cobrado, tiene un cliente nuevo, o un trabajo que puede ser oneroso, y la respuesta es: "quillo te dejo que tengo que ir a cantar".
  • O bien, en un arranque de romanticismo exacerbado que uno no acostumbra a tener (al menos constantemente) se dice algo así como "me alegro de hablar contigo, me ha hecho mucha ilusión que me llames", y la respuesta es: "valeeeee, mañana hablamos".

  • O bien, se consiguen unas disputadas entradas para un evento, espectáculo, concierto u ópera, se ofrecen a las personas que más predispuestas estarían a asistir, y la respuesta general es: "eskehekedao" (eso sí, a los conciertos con invitación o pagando, esos se llenan: alucinante)
  • O terminas la carrera que te ha costado sangre, sudor y lágrimas, lees el TFC tras tres años preparándolo, y lo más agradable que te dicen es "ahora a buscar trabajo" (llevo tres años trabajando, imbécil)
  • O, por qué no decirlo, llevas años levantando un proyecto empresarial en medio de la crisis más jodida de los últimos 80 años, sin pedirle nada a nadie, buscándote la vida, cumpliendo varios sueños de décadas, cuando alguien cercano a ti te pregunta: "¿pero tú en qué trabajas? Búscate un empleo en el que cobres cada mes".
Con lo cual, para tratar de entender esta actitud indolente tan extendida últimamente, me quedan dos opciones: o todo el mundo se ha hecho budista extremo o ha abrazado la filosofía zen y ni siente ni padece, o bien es que se tiene miedo a exteriorizar las emociones, sobre todo las positivas.


Y yo me pregunto, ¿por qué cojones nos hemos vuelto tan políticamente correctos, tan imperturbables, tan jodidamente indolentes? ¿Por qué tenemos tanto miedo a exteriorizar emociones positivas? (mira qué bien que se muestran  las negativas a través de la mala baba) ¿Por qué la vehemencia a la hora de mostrar emociones por las buenas noticias ajenas parece haberse convertido en un síntoma de debilidad hacia uno mismo, con tanto miedo a sentirse juzgado por sentir alegría?



De verdad que no lo entiendo. Me viene cualquier amigo o pareja con alguna historia, por pequeña que sea, a contármela, y lo mínimo que hago es dar la enhorabuena, y/o felicitar por lo bien que lo ha hecho, y/o valorar las virtudes de conseguir algo que parecía improbable, no digamos si era imposible que lo consiguiera. Aunque claro, este es el típico acto del que todo el mundo se queja de "los demás", pero pocos se atreven a hacer balance del comportamiento propio. Aunque bien que gusta que se impliquen en los asuntos propios... O no, ya no sé qué pensar.


Por algo será que algunos nos quejamos porque parece que "los demás" ya no tienen sangre en las venas, que nos miran raro cuando decimos en voz alta que parece que la deshumanización de las personas en forma de ausencia de emociones viene de la mano de la sociedad acelerada. Pero me parece que el nivel de indolencia ha llegado a unos límites en los que ya ni merece la pena decirlo. Y si se exterioriza parece que eres un quejica.


Queda una tercera opción, que me asusta sólo de pensarla: cada vez más, nos la suda lo que les pase a los demás, sea bueno o malo. Vivimos enterrados cada vez más en nuestro propio egoísmo, en nuestras propias preocupaciones, que trabajo, dinero, hipoteca, estudios, etc nos carcomen por dentro nuestra empatía, nuestras emociones.


Lo peor es que vemos injusticias constantemente a nuestro alrededor, momentos y situaciones en los que, a quien le hierve la sangre, no puede evitar reaccionar, responder, actuar. Pero no, parece que lo más cómodo es mirar hacia otro lado, hacer como que no pasa nada o usar el manido "passsso del tema", como si la lealtad fuera un artículo de lujo, metiendo en el mismo saco a atacante y atacado, no vaya a ser que nos salpique o nos confundan con alguno de ellos. Por si acaso, escondo la cabeza, que no va conmigo.



Para tratar de evitar que este mal llamado indolencia se extienda y nos terminemos de deshumanizar, me gustaría lanzar un mensaje, no de paz como Coca-Cola, sino de empatía sin esperar recibir nada a cambio.


Propongo desde aquí que todos demos más palmaditas en la espalda a "los demás" cuando nos cuenten algo positivo, algo que les beneficie a ellos solamente, algo de lo que no saquemos tajada o nos beneficie a nosotros, sólo a ellos. Y si de paso, las palmaditas vienen acompañadas de felicitaciones, valoraciones, o simplemente una sonrisa y una palabra de apoyo, mejor que mejor. Pensad que si sois confidentes de una alegría de alguien, siempre es porque para ese alguien sois importantes o alimenta su propia alegría con la vuestra.


Y es que siempre sienta bien un reconocimiento, por pequeño que sea, aunque sea un breve "me alegro por ti, estoy orgulloso, tú puedes" o alguna frase hecha semejante, para levantar ánimos y moral, y tener un acicate más a los que uno mismo ha de plantearse diariamente para no mandar a la mierda todo y empezar con otra cosa.


Así que, desde este pequeño rinconcito de internet, daros por animados, palmeados, abrazados y felicitados por lo que coño sea que esteis haciendo para mejorar vuestra vida, ser más felices o, qué coño, ganar más pasta y sentiros más realizados con vosotros mismos. El simple hecho de que movais el culo para mejorar en vez de ir tirando tiene mucho más mérito que cualquiera de los éxitos que consigáis, y siempre tendrá mucho más valor que quedarse quieto quejándose de el asco que da todo alrededor y la mierda de vida que tenemos.


Y es por ello, mis queridos y escasos lectores, que estoy tremendamente orgulloso de vosotros :) ¡Luchemos contra la indolencia!



Es que si no, veo que, en no mucho tiempo, nos vamos a convertir todos en seres indolentes, sin más preocupaciones que nosotros mismos y nuestras jodidas miserias, sin empatía, cual romulanos que saludan separando los dedos medio y anular, sólo que sin fingir que nos importa nada que no nos beneficie.


Porque la triste verdad será esa, que no nos importa.