Estos libros están rellenos de lugares comunes, frases hechas y conclusiones de Perogrullo. Estamos de acuerdo en que a veces necesitamos que nos recuerden cuál es nuestro lugar en el mundo, qué nos falta o qué nos sobra, e incluso alguna dosis soluble de autoestima, que desaparece en cuanto ponemos un pie en la calle y nos volvemos a enfrentar a la realidad.
Recuerdo que Bridget Jones en su diario no paraba de comprar este tipo de libros cada vez que se encontraba sola o despreciada, que era la mayor parte del mismo. En cuanto se sentía feliz con alguna pareja tiraba el vodka, los cigarillos (salvo los postcoitales) y los libros de autoayuda, que sólo le servían para fagocitarse en su propia ruina de vida.
Algo parecido debió pasarle a la autora Choi Yoon-Hee, escritora surcoreana conocida por sus libros versados en la felicidad y la esperanza en el país con más tasas de suicidios de mujeres del mundo. Ni veinte libros hablando sobre lo bonito de la vida y lo maravilloso de ser feliz pudieron evitar que ella y su marido se suicidaran ahorcados en la habitación de un motel.
Lo cual me lleva a la interesante reflexión de que uno no puede pedir ayuda si no quiere ser ayudado. “Autoayuda” es un lítote, en realidad pides ayuda comprando el libro y siguiendo las directrices del gurú de turno.
Por eso me gusta más el método socrático de “conocerse a uno mismo para encontrar la verdad”. Hay que reconocer tus propias limitaciones y carencias para empezar a ver las cosas con objetividad, algo que por muy jodido que estés no se puede perder nunca. Nadie nos conoce mejor que nosotros mismos y somos nosotros los que tenemos que poner las medidas para encontrarnos mejor, así que creo que la búsqueda de la felicidad es la búsqueda del conocimiento de uno mismo.
Por eso, que me digan lo que tengo que hacer para ser feliz no me cuadra mucho en el esquema de lo que es una “ayuda”. A lo mejor para mí la felicidad es tener alternativas, para ti es una casa y una pareja, para él un viaje alrededor del mundo, para Mauro comer naranjas en la ducha y una playa llena de bikinis, o para Conan aplastar enemigos, verles destrozados y oír el lamento de sus mujeres. Por eso creo que no hay una pauta única para conseguir la felicidad. Incluso hay quien es feliz no siéndolo.
Creo que el mundo, las relaciones, el trabajo, incluso la familia o la amistad: todo es un escenario de juego en el que intervienes con las cartas marcadas. Así que, ¿por qué no jugar al juego de la forma que más te guste? De esta forma puede que hasta de diviertas en el proceso, que es donde para mí reside la verdadera felicidad. No concibo una vida donde haya alcanzado todas mis metas, me moriría de aburrimiento.
Lo que está claro es que este año, este mes, este día, este minuto, este mismo instante, jamás de los jamases volverá, así que disfrútalo como te apetezca... O, si eso te hace feliz, como te digan los demás.
PD: hace unos días tuve una leve discusión con la novia de un amigo en la que afirmaba que en El Secreto estaba la verdad revelada. La parte de generar buen rollo y agradecimiento está bien, pero no han inventado nada.
1 comentarios:
Los libros de auto ayuda son como las sectas , dicen lo que las personas quieren oir, no la verdad.
A sus lectores /feligreses. les dicen que su vida es así sera estupenda y que es el mundo es el que esta mal. Les dan las pautas a seguir , y las siguen .
Aunque tengo mis dudas de si las siguen por los argumentos de peso que la dan o por engaño de llegar así a la tierra prometida.
PD: Tio lo de las naranjas no me puedo creer que no lo hayas probado aun.
PD2: Lo de las mujeres en la playa preferible en top less
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